Los Diez Mandamientos
En este libro Thomas Watson continúa su exposición del Catecismo Menor elaborado por la Asamblea de Westminster.
En este libro Thomas Watson continúa su exposición del Catecismo Menor elaborado por la Asamblea de Westminster. Watson fue uno de los predicadores más populares de Londres durante la era puritana. Sus escritos se caracterizan por la claridad, viveza y riqueza espiritual. La serie de tres volúmenes, de los cuales éste es el segundo, hace una introducción ideal a la literatura puritana.
Hay pocas cuestiones sobre las que los puritanos difieren más de los cristianos de hoy en día que en su evaluación de la importancia de los diez mandamientos. Los mandamientos, sostuvieron, son lo primero en el cristianismo que el hombre natural necesita ser enseñado y ellos deberían ser la preocupación diaria de los cristianos a la última.
En "Los Diez Mandamientos" Watson examina la ley moral en su conjunto, así como llevar a cabo el significado y la fuerza de cada mandamiento en particular. En vista de la importante función de la ley en la vida y la evangelización cristiana se trata de un volumen más valioso.
Autor | Thomas Watson |
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Editorial | Estandarte de la Verdad |
ISBN | 1848714130, 9781848714137 |
Páginas | 416 |
Dimensiones | 13.5 X 21.5 X 2.7 cms |
Título en Inglés | The Ten Commandments |
Año | 1692, Edición en español 2014 |
Tipo de Cubierta | Tapa Rústica |
Contenido |
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Acerca del Autor | Thomas Watson (1615-1689) Predicador Puritano inglés. Estudió con ahínco en el Emmanuel College de la Universidad de Cambridge, llamada la “Escuela de los Santos”, porque allí recibió su educación universitaria un número elevado de los llamados Puritanos, o teólogos evangélicos reformados del siglo XVII. Durante 16 años fue pastor de la Iglesia de San Esteban en Walbrook, Londres, donde su ministerio atraía muchos congregantes, debido a la calidad espiritual y práctica de sus predicaciones. A diferencia de la mayoría de los puritanos, Watson protestó contra la ejecución del rey Carlos I de Inglaterra. Es más, ayudó a volver a traer a Carlos II, para que fuera restaurada la monarquía. Sin embargo, tan sólo dos años después, en 1661, Watson fue obligado a dejar la iglesia de la que era pastor, como lo fueron otros dos mil ministros del Evangelio, entre los que se encontraba Thomas Goodwin (v.), por no poder, en buena conciencia, firmar el Acta de Uniformidad. Desde entonces predicó donde buenamente pudo, hasta que, diez años después, en 1672, gracias al Acta de Indulgencia, fue invitado por un “no conformista” de alto rango en la sociedad inglesa, Sir Jonn Langham, a ser el predicador y pastor de éste y su casa en Crosby House de Londres. Aquí predicó durante años y tuvo la ayuda del otro gran puritano Stephen Charnock (1628-80). Ambos ofrecieron un completo sistema teológico basados en los atributos soberanos de Dios. Sabemos que murió repentinamente en el condado de Essex, probablemente en 1689 o 1690. Su principal obra escrita es su Body of Divinity (Compendio de teología), que consiste en 176 sermones, en los que hace una excelente exposición del Catecismo de Westminster; a la que C. Spurgeon (v.), consideraba una de las perlas más preciosas de los Puritanos: “Hay en él una feliz unión de doctrina sana, experiencia de profunda piedad y sabiduría práctica.” |